14 de junio 2019
[Castellano, més avall en català]
En esta fecha, los colectivos en lucha por el cierre de los CIE nos sumamos a la reivindicación del
15J: Día contra los Centros de Internamiento de Extranjeros como un día de lucha y de reflexión.
Nos sumamos con el mismo objetivo con el que comenzó esta convocatoria hace ya siete años:
hacer visible lo invisible. Una iniciativa necesaria, urgente y abierta a todas aquellas personas
individuales, colectivos de base y organizaciones de la sociedad civil que desde diferentes rincones
alzan sus voces con un mismo fin: señalar y denunciar públicamente estos lugares de segregación,
desposesión y vulneración de derechos de personas migrantes y racializadas; y luchar contra
aquellos dispositivos de control, privación de libertad y deportación que separan, criminalizan,
discriminan y rompen sin pudor nuestras relaciones, vínculos y redes comunitarias.
Los CIE no son sino la piedra angular de la necro-política Europea. Una política migratoria
deshumanizada, racista e hipócrita que extiende y perpetúa el orden colonial; que asesina abierta e
impunemente en las fronteras y en las ciudades; que permite y respalda las redadas racistas en
nuestros barrios; y que fomenta la expulsión de nuestras vecinas en vergonzosos vuelos de
deportación. Deportaciones que demasiado a menudo se llevan a cabo sin garantizar ningún
derecho: sin garantizar una abogada, un intérprete, un médico, una llamada. Deportaciones durante
las cuales las personas son humilladas y agredidas; son atadas con bridas y con camisas de fuerza,
son amordazadas, golpeadas y sedadas. Deportaciones en las que se dejan atrás familias, amigos,
trabajos. Deportaciones capaces de demoler enteros proyectos de vida.
Los CIE son un agujero negro en el Estado de Derecho. En ellos se priva de libertad a personas que
no han cometido ningún delito, sino por el contrario, una mera falta administrativa: no han
regularizado su residencia en el Estado español. Las personas encerradas en los CIE, además de
ser nuestras vecinas, llegan hasta aquí expulsadas de lugares y situaciones adversas. A menudo se
trata de contextos de violencia, guerras y persecución. Ningún motivo es vano o menos merecedor
de protección. En 2018 fueron internadas un total de 7.855 personas en los Centros de Internamiento
de Extranjeros del Estado español, más de dos tercios eran de nacionalidad Marroquí y Argelina.
Además un total de 89 menores de edad fueron retenidos en estos centros, algo especialmente grave
pues según las leyes de protección del menor y la propia ley de Extranjería, un menor de edad no
puede ser detenido ni internado en un CIE.
Los Estados miembros de la Unión Europea, en vez de amparar, acoger y ofrecer herramientas y
posibilidades a las personas migradas, las abandona a su suerte en medio de su sistema colonial y
racista. Un sistema que las subalterniza, menosprecia y vulnera, cuando no directamente las asesina.
Un sistema que se sustenta sobre los cimientos de la Europa Fortaleza, sus gobiernos y las
multinacionales que expolian los recursos de los países de origen. Un sistema que se sustenta,
además, sobre la silenciosa complicidad de quienes normalizan la segregación y el encierro de las
personas migrantes y que sin embargo aprueban la libertad de movimiento de quienes la ejercen
desde las posibilidades económicas y los privilegios Europeos brindados por un modelo
vergonzosamente desigual y racista, una complicidad que ampara y permite que los CIE sigan
existiendo.
Los CIEs también son aquellos lugares en que se encierra a menores de edad, a personas víctimas
de trata, a personas con enfermedades crónicas y con graves problemas de salud mental, sin darles
una asistencia médica adecuada. Son lugares donde se maltrata, se insulta, se agrede y se veja a las
personas encerradas. Son lugares donde las condiciones higiénico-sanitarias deficientes derivan en
brotes de sarna o chinches. Donde no se aplica una efectiva de la tutela judicial, ni se garantiza un
acompañamiento digno ni eficiente. Además, estos lugares cumplen una función muy clara para la
necro-política Europea: infunden miedo, control y discursos racistas y de criminalización sobre la
población migrante.
La falta de acceso a la información es una constante en los CIEs. Las respuestas parciales o
directamente opacas por parte de las instituciones que deberían velar por su control; la ausencia de
un registro donde aparezca información sobre los periodos de estancia, el origen, la edad y datos
concretos de las personas internadas; las solicitudes de asilo presentadas; las quejas o peticiones
registradas… Todas estas carencias ponen de manifiesto la falta de transparencia que rodea estos
centros, y nos apuntan hacia una evidencia muy grave: la Administración no quiere que la verificación
de su funcionamiento y las condiciones de vida de los internos en los CIE pasen al dominio público.
Actualmente existen en el Estado español siete centros de Internamiento. En estos lugares carentes
de dignidad y de derechos, los internos han llevado a cabo numerosas huelgas de hambre y otras
formas de resistencia para protestar ante la opacidad que suponen estos centros; ante la falta de
condiciones dignas; ante inminentes e injustas deportaciones que devuelven a las personas hacia
países en conflicto, poniendo en peligro sus vidas. Su mera existencia vulnera los derechos más
fundamentales. Nos encontramos en un momento en el que las reformas legislativas vuelven a
criminalizar a las personas migrantes introduciendo cambios cada vez más represivos, como ha
ocurrido con la reforma de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, con el Código Penal o la “futura
reforma de retorno” que Los ministros del Interior de la Unión Europea empezaron a pactar la pasada
semana.
Se fortalecen los sistemas de control de fronteras frente a los sistemas de ayuda humanitaria, se
criminalizan los movimientos de solidaridad y de defensa de derechos humanos, se cierran las vías
seguras de llegada, encerrando a Europa en sus propias fronteras. No podemos concluir este día sin
mencionar a Jonathan Sizalima, Mohamed Abagui, Idrissa Diallo, Samba Martine, Aramis Manukyan,
Mohamed Bouderbala. Todas ellas, personas fallecidas en los CIEs y por cuya memoria seguiremos
luchando hasta alcanzar el cierre definitivo de los Centros de Internamiento de Extranjeros.
Hasta no alcanzar el cierre definitivo, continuaremos trabajando para denunciar la vulneración de
derechos humanos que supone su existencia; seguiremos exigiendo condiciones dignas; seguiremos
demandando la verificación de las condiciones y los estándares de respeto y dignidad de los
Derechos Humanos. Porque después de muchos años de lucha y denuncia, nos encontramos ante
un único camino posible y radicalmente específico: el cierre definitivo de todos los Centros de
Internamiento de Extranjeros. Un camino que ya no es un sueño, una quimera o una utopía, sino la
única apuesta política posible. Es un camino real que ha sido posible uniendo fuerzas, demandando
cambios desde diferentes lugares y negándonos a aceptar el orden violento, racista y colonial del
Estado; de la ley de Extranjería y de los dispositivos de control, rechazo, encierro y desposesión
hacia las personas migrantes. Por ello es el momento de dar un grito alto y firme que deje claro que
no vamos a permitir más expresiones de racismo institucional y que la única solución es el cierre de
estos centros infames.
Acciones en todo el Estado en el Dia contra los CIE:
[Català]
15 de Juny: Dia pel Tancament dels Centres d'Internament d'Estrangers
Manifest de la Campanya Estatal pel Tancament dels CIE i la Fi de les Deportacions,
14 de juny 2019

Els CIE tan sols representen la pedra angular de la necropolítica Europea. Una política migratòria deshumanizada, racista i hipòcrita que estén i perpetua l’ordre colonial; que assassina de forma oberta i impune a les fronteres i a les ciutats; que permet i recolza les batudes racistes als nostres barris; i que fomenta l’expulsió de les nostres veïnes en vergonyosos vols de deportació. Deportacions que massa sovint s’efectuen sense garantir cap dret: sense garantir una advocada, un intèrpret, un metge, una trucada. Deportacions durant les quals les persones són humiliades i agredides; són lligades amb brides i camises de força, són amordassades, colpejades i sedades. Deportacions que deixen enrere famílies, amics, feines. Deportacions capaces d’enderrocar projectes de vida sencers.
Els CIE són un forat negre dins l’Estat de Dret. Als CIE es priva de llibertat persones que no han comès cap delicte, sinó tan sols una mera falta administrativa: no han regularitzat la seva residència a l’Estat espanyol. Les persones tancades als CIE, a més de ser les nostres veïnes, arriben fins aquí expulsades de llocs i situacions adverses. Sovint es tracta de contextos de violència, guerres i persecució. Cap motiu és va o menys mereixedor de protecció. Al 2018 van ser internades un total de 7.855 persones en Centres d’Internament d’Estrangers de l’Estat espanyol, més de dos terços eren de nacionalitat Marroquina i Algeriana. A més, un total de 89 menors d’edat van ser retinguts en aquests centres; això és especialment greu ja que segons les lleis de protecció del menor i la pròpia llei d’Estrangeria, un menor d’edat no pot ésser detingut ni internat en un CIE.
Els Estats membres de la Unió Europea, en comptes d’emparar, acollir i oferir eines i possibilitats a les persones migrades, les abandona enmig d’un sistema colonial i racista. Un sistema que les subalternitza, menysprea, vulnera o directament les assassina. Un sistema que se sustenta sobre els fonaments de l’Europa Fortalesa, els seus governs i les multinacionals que espolien els recursos dels països d’origen. Un sistema que se sustenta, a més, sobre la silenciosa complicitat d’aquells qui normalitzen la segregació i el tancament de les persones migrants i que, en canvi, aproven la llibertat de moviment de qui l’exerceix des de les possibilitats econòmiques i els privilegis Europeus proveïts per un model vergonyosament desigual i racista, una complicitat que empara i permet que els CIE segueixin existint.
Els CIE també són aquells llocs on es tanquen menors d’edat, persones víctimes de tracta, persones amb malalties cròniques i amb greus problemes de salut mental, sense donar-los una assistència mèdica adequada. Són llocs on es maltracta, s’insulta, s’agredeix i es vexa les persones recloses. Són llocs on les condicions higienicosanitàries deficients deriven en brots de sarna o xinxes. És on no s’aplica una efectiva tutela judicial, ni tampoc es garanteix un acompanyament digne ni eficient. A més a més, aquests espais compleixen una funció molt clara per a la necropolítica europea: infondre la por, el control i discursos racistes i criminalitzadors sobre la població migrant.
La falta d’accés a la informació és una constant en els CIE. Les respostes parcials o directament opaques per part de les institucions que haurien de vetllar pel seu control; l’absència d’un registre on aparegui la informació sobre els períodes d’estància, l’origen, l’edat i dades concretes de les persones internades; les sol·licituds d’asil presentades; les queixes o peticions registrades… Totes aquestes carències posen de manifest la falta de transparència que rodeja aquests centres, i apunten cap a una evidència molt greu: l’Administració no vol que la verificació del seu funcionament i les condicions de vida dels interns en els CIE passin a ser domini públic.
Actualment existeixen a l’Estat espanyol set centres d’internament. En aquests llocs mancats de dignitat i de drets, els interns han portat a terme nombroses vagues de fam i altres maneres de resistència per a protestar davant l’opacitat que suposen aquests centres; davant la falta de condicions dignes; davant imminents i injustes deportacions que retornen a les persones a països en conflicte, posant en perill les seves vides. La seva mera existència vulnera els drets més fonamentals. Ens trobem en un moment en què les reformes legislatives tornen a criminalitzar les persones migrants introduint canvis cada vegada més repressius, com ha passat amb la reforma de la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, amb el Codi Penal o la “futura reforma de retorn” que els ministres de l’Interior de la Unió Europea van començar a pactar la setmana passada.
Es reforcen els sistemes de control de fronteres enfront dels sistemes d’ajuda humanitària, es criminalitzen els moviments de solidaritat i de defensa dels drets humans, es tanquen les vies segures d’arribada, tancant Europa dins les seves pròpies fronteres. No podem concloure el dia d’avui sense anomenar Jonathan Sizalima, Mohamed Abagui, Idrissa Diallo, Samba Martine, Aramis Manukyan, Mohamed Bouderbala. Totes elles, persones mortes als CIE i per la seva memòria seguirem lluitant fins aconseguir el tancament definitiu dels Centres d’Internament d’Estrangers.
Fins que no aconseguim el tancament definitiu, continuarem treballant per a denunciar la vulneració de drets humans que suposa la seva existència; seguirem exigint condicions dignes; seguirem exigint la verificació de les condicions i els estàndards de respecte i dignitat dels drets humans. Perquè després de molts anys de lluita i denúncia, ens trobem davant d’un únic camí possible i radicalment específic: el tancament definitiu de tots els Centres d’Internament d’Estrangers. Un camí que ja no és un somni, una quimera o una utopia, sinó l’única aposta política possible. És un camí real que ha sigut possible unint forces, demanant canvis des de diferents llocs i negant-nos a acceptar l’ordre violent, racista i colonial de l’Estat; de la llei d’estrangeria i dels dispositius de control, rebuig, tancament i despossessió cap a les persones migrants. Per això és el moment de fer un crit alt i ferm que deixi clar que no permetrem més expressions de racisme institucional i que l’única solució és el tancament d’aquests centres infames.
Accions arreu de l'Estat en el Dia contra els CIE: